lunes, 23 de septiembre de 2013

El Incan y la UNAM estudian resistencia al tratamiento de tumores de mama.

Analizan si hay factores que influyan para que la enfermedad en las mexicanas sea más agresiva que en mujeres de otras nacionalidades. El Instituto Nacional de Cancerología (Incan) y el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM desarrollan un estudio sobre biomarcadores de respuesta y resistencia al tratamiento que presentan pacientes con cáncer de mama; además, analizan si hay factores que influyan para que la enfermedad en las mexicanas sea más agresiva que en mujeres de otras nacionalidades. Cynthia Villarreal Garza, médico adscrito e investigadora del Departamento de Tumores Mamarios y Oncología Médica del Incan, dijo en entrevista para MILENIO que el proyecto “consiste en incluir a pacientes que tienen diagnóstico de cáncer de mama al que se denomina localmente avanzado”. Explicó que a las pacientes se les detectan tumores grandes, que generalmente miden más de tres centímetros y que implican ganglios en las axilas; a ello es a lo que se le conoce como “cáncer de mama localmente avanzado”. Ese tipo de tumor “es muy frecuente en México: alrededor de 60 por ciento de nuestras pacientes que tienen cáncer de mama está en esta etapa de la enfermedad. Eso hace que el pronóstico de una enferma pueda ser menos bueno que si se diagnostica en etapas más tempranas”, explicó. “En Estados Unidos, más o menos 60 o 70 por ciento de las pacientes tiene tumores chicos, en etapas 1 o 2; en México, por el contrario, 60 por ciento tiene tumores localmente avanzados, que ya no son pequeños, y solo 10 por ciento tienen tumores chicos al ser diagnosticadas”, abundó. Respecto al fenómeno de que ese mal se manifiesta más en México que en otros países, dijo que podría deberse a que se hacen más chequeos. “Una de las razones es que en otros países, por ejemplo Estados Unidos, la realización de mamografías de escrutinio para encontrar tumores que son asintomáticos es mucho más usual. Muchas mujeres mexicanas no tienen esa cultura de hacerse la detección oportuna o de estarse explorando de forma rutinaria. Por ello se encuentran con tumores más grandes en el diagnóstico”. Destacó también que “desafortunadamente las pacientes se detectan algún tumor o bolita, y a veces pueden perderse entre que lo encuentran y llegan al lugar donde deben atenderse, y esto hace que lleguen a etapas más avanzadas”. Señaló que, por otro lado, “no sabemos a ciencia cierta si los tumores tendrán un componente y que por eso en nuestras pacientes sean más agresivos que en otros lugares, o sea que crezcan más rápido (…) Entre las causas que pudieran contribuir a que tengamos tumores más agresivos están la genética y el estilo de vida que tenemos. Tenemos la obesidad, a la que se ha identificado como un factor de riesgo para desarrollar diferentes tipos de cáncer de mama; ahora tenemos que, desafortunadamente, México es el país que tiene más índice de obesidad a escala mundial, lo que contribuye a que tengamos tumores más agresivos”. Villarreal Garza agregó: “Una vez que son identificadas con un tumor localmente avanzado, las paciente son candidatas a recibir quimioterapia antes de planear una cirugía; a esto se le llama quimioterapia neoadyuvante, y consiste en empezar el tratamiento antes de la cirugía para intentar disminuir el tamaño del tumor, para que se puedan operar e incluso hacer cirugías más pequeñas y menos extensas”. Abundó que, en algunos casos, si el tumor es muy sensible responde a la quimioterapia, se hace la cirugía y ya no hay cáncer porque se respondió al tratamiento. “Ya no se encuentran células cancerígenas; a esto se le llama respuesta patológica”. La investigadora del Incan detalló que “no estamos explorando nuevos fármacos, sino si hay marcadores en el tumor que permitan predecir que la quimioterapia va a funcionar o no (…) La ventaja es que este tipo de estudios nos permitirían, de entrada, saber si la quimioterapia funcionará o se tiene que buscar otras herramientas”. Detalló que con la investigación tienen un año: “Es muy importante, ya que están participando dos instituciones grandes y líderes: el área de biomédicas de la UNAM, en la que están integrados muchos investigadores que se dedican a la investigación del cáncer de mama, y el Incan, que somos los investigadores clínicos”. Villarreal Garza agregó: “Podemos incluir pacientes que tienen este tipo de problemas, y se obtienen muestras de estos tumores para que se estudien (…) Llevamos 130 pacientes incluidas y el plan es que sean 300”. La investigadora manifestó su agradecimiento a las pacientes y a sus colegas Alejandro Mohar, Luis Alonso Herrera, Martha Patricia Ostrosky, Alfonso León, Juan Enrique Bargalló, Lenny Gallardo y José Díaz Chávez, quienes forman parte de esta investigación. Para finalizar, dijo estar orgullosa de formar parte “de este equipo de investigación multidisciplinario que cree que en un futuro va a poder aportar información relevante para este problema de México, y tener datos de nuestras pacientes que puedan tener características particulares de extrema relevancia”. Encuesta mundial. La encuesta internacional “Count Us, Know Us, Join Us” en la que participaron mil 300 mujeres con cáncer de mama de 12 países, incluyendo 102 pacientes del Incan, arrojó las siguientes estadísticas: 86% comentó que sus finanzas han sido impactadas negativamente. 74% señaló que sus percepciones han disminuido significativamente. 85% dice que el cáncer ha interferido con su capacidad de trabajar. 77% batalla para pagar traslados a consultas médicas. 82% siente que nadie comprende por lo que están pasando. 41% percibe que el apoyo de seres queridos disminuye con el tiempo. 45% dice que es difícil encontrar información. Artículo escrito por Ángela Chávez
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