miércoles, 6 de mayo de 2015

Niños enfermos con males de adultos.

Las mujeres embarazadas que sufren obesidad y soprepeso, tienden a "heredar" algunos padecimientos a sus fetos, como problemas con el peso. Una vía para contrarrestar estos males, son la lactancia materna, llevar una dieta saludable y realizar actividades recreativas. Por el nuevo estilo de vida sedentario, esta generación podría morir antes que sus padres, opinan expertos. Los niños de hoy están predispuestos desde antes de nacer a padecer las enfermedades de los adultos. Los padecimientos que sus padres adquirieron hasta la edad adulta o que sus abuelos comenzaron a sufrir en la vejez como la diabetes, obesidad, hipertensión, cáncer, problemas de corazón, los aquejan. La situación se va al extremo de que si no se toman medidas a tiempo, los niños pueden llegar a morir antes que sus padres a causa de estos males. Especialistas de los Institutos Nacionales de Pediatría y Perinatología, advierten que si los menores están predispuestos a dichos males, la solución está en una alimentación sana que empieza desde la lactancia, evitar una vida sedentaria y que estén en constante movimiento. Arturo Perea Martínez, coordinador de la Clínica de Obesidad y de la Clínica de los Adolescentes del INP, de la Secretaría de Salud, asegura que hoy, con el problema epidémico de la obesidad que se vive en México, los pequeños pueden presentar cualquier enfermedad crónica. Un ejemplo de ello son los 155 a 180 niños que son atendidos cada mes en este Instituto, la mayoría de ellos provenientes de diferentes estados del país, 20% de los cuales corresponden a nuevos casos. “Esto es una muestra, a la que se le puede sumar los casos de otros hospitales del país, que atienden a niños con problemas de enfermedades crónicas”, subraya. Tan sólo tres de cada 10 adolescentes que se reciben en los hospitales del país, tienen sobrepeso y obesidad. Al dar una radiografía sobre las enfermedades que aquejan a sus pacientes, cuyo rango de edades van desde uno hasta los 18 años de edad, Arturo Perea precisa que tres de cada 10 infantes que son atendidos en la Clínica de Obesidad, tienen síndrome metabólico, que predispone a padecer tempranamente diabetes tipo II o enfermedad cardiovascular. La mitad de los niños que atendemos en este lugar, agrega el pediatra, tienen dislipidemias, que es elevación del colesterol total y elevación de los triglicéridos y descensos del colesterol de alta densidad. Se estima que 22% acumuló grasa en el hígado; 24% tiene cifras altas de presión arterial, “y todo eso en conjunto nos hace asentar que el niño, por condiciones de sobrepeso y obesidad, está desarrollando el perfil crónico degenerativo que antes solamente se observaba en los adultos”. Desde el análisis científico, “probablemente sea la primera generación de individuos que tal vez mueran antes que sus padres, situación que preocupa y alarma”, explica Perea Martínez. En entrevista con EL UNIVERSAL, el experto asegura que el panorama de la niñez mexicana está marcado por las enfermedades crónicas. Estima que de cuatro a seis adolescentes por cada 100 niños con obesidad, podrían ser portadores de diabetes o estar en un estado prediabético. “Esto preocupa, porque antes de cada 100 casos por diabetes en niños y adolescentes, 99 eran diabéticos tipo I, asociados a problemas de auto-inmunidad y dependientes de insulina. Y solamente se diagnosticaban uno de cada 100 como diabético tipo II, explica. Hoy esta situación se invirtió. Las cifras marcan que 40% de todos los casos de diabetes son tipo II. El pediatra considera que el estado nutricional de un niño garantiza en gran parte su óptimo desarrollo, pero al tener obesidad, es un riesgo para que logre esto. El responsable de la Clínica de Obesidad, explica que hay líneas de investigación que arrojan que las enfermedades crónicas se gestan. Hay algunas publicaciones científicas que describen el proceso de aterogénesis fetal, es decir, el desarrollo de la enfermedad cardiovascular en el feto. “En ese estudio, realizado en Inglaterra, se describe que los hijos de mujeres embarazadas con colesterol elevado generaron cambios en las arterias de sus bebés”. Para Samuel Karchmer, ex director general del Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes, y con más de 50 años de experiencia, el origen de muchas de las enfermedades de los adultos ocurre desde el vientre materno. “Mucho de lo que pasa dentro del útero de la matriz, desde su alimentación, su tipo de vida, sus enfermedades, debe repercutir en el recién nacido”, aseveró el especialista, quien es miembro distinguido de múltiples agrupaciones médicas nacionales y extranjeras. Eso no quiere decir, aclara, que si la mamá tiene una enfermedad, el niño la va a tener. “En algunas cosas, sí hay un peso genético, pero es algo que el mundo científico busca, prevenir este tipo de problemas antes de que nazca el bebé: la obesidad de la madre, que no tenga hipertensión o se le detecte que no es diabética”. Hay muchas cosas que actualmente se están enfocando para tener niños más sanos. “Porque cuando un niño nace, no tiene la culpa de nada”, considera Samuel Karchmer, quien recibió la presea Doctor Eduardo Liceaga en 2004, máximo galardón que otorga el Presidente de la República a médicos destacados. Para el experto, la obesidad es un problema grave y condiciona muchos problemas. “Cuesta menos dinero prevenir que curar”, subraya. ¿Es alarmante ver que niños que no tenían obesidad hoy la tienen?. Desde el feto se puede prevenir. Teniendo un ambiente adecuado, el feto se desarrollará de una manera adecuada. ¿Por qué la salud de las mexicanas se ha deteriorado?. Son muchos factores, pero yo creo que muy cerca de la salud está la educación desde la niñez. Educación y salud son los pilares de los grandes países. Jorge Arturo Cardona Pérez, director general del Instituto Nacional de Perinatología, considera que de los 2.5 millones de niños que nacen cada año en México, la mitad ya tienen una predisposición a las enfermedades crónicas. Para el experto, las mujeres embarazadas con sobrepeso y obesidad, que son la mitad de las que están en gestación, tienen un alto porcentaje de transmitir al feto enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes y obesidad. Sobre este punto, el ginecólogo explica que el feto de una mujer obesa puede tener alteraciones embrionarias, de proteínas y en genes, lo que provocan que al nacer ese bebé tenga marcadores que pueden desencadenar en su vida enfermedades crónicas. Son niños reprogramados. Lo grave, confiesa, “es que en 30 o 40 años, estos bebés serán una generación de personas adultas, pero enfermas”. El especialista asegura que “el bebé desde la gestación, va creando mecanismos de compensación que lo reprograma, por lo que es mucho más susceptible a desarrollar estas enfermedades cuando llega a la niñez, adolescencia o a su vida adulta, porque está predispuesto”. Por eso, asegura, hoy vemos más niños con diabetes, problemas cardiovasculares, hipertensión y sobrepeso que antes. De ahí considera la necesidad de “evitar una generación de niños enfermos”. Para tratar de desacelerar la presencia de enfermedades crónicas en niños, los profesionales de salud tienen varios recursos, pero aclaran que la columna vertebral del tratamiento es el estilo de vida. Es así como los pediatras trabajan para que ya no haya menores con sobrepeso y obesidad, ya que si bien uno de cada tres niños presentan estos problemas de salud, dos de cada tres no los tienen, y se debe cuidar también a este grupo poblacional, para que se mantengan saludables. Arturo Perea Martínez afirma que los avances en nutrición molecular y en nanonutrición previenen riesgos. “Hoy sabemos que si a la mujer embarazada se le cuida sus niveles de ácido fólico, hierro, zinc, vitamina A, D y B12, se podría contener esa supuesta programación que traen los bebés a las enfermedades crónicas, de tal manera que es una oportunidad para poder cuidar a la mujer gestante, que tiene sobrepeso y obesidad”. Otra oportunidad para reducir los riesgos de esos bebés que vienen bioprogramados, es en la etapa de recién nacidos, promoviendo la lactancia materna. “Ese bebé, desarrollará una flora intestinal llamada microbiota, que lo va a proteger a lo largo de su vida, y le permitirá no desarrollar alergias e infecciones y absorber nutrientes inadecuados a su organismo”. También, coinciden los ginecólogos y pediatras, se está en la oportunidad de insistir que los niños no les den alimentos antes de los seis meses de nacido, porque el principal riesgo, es que reciban alimentos altamente energéticos, “porque así como se bioprograma el organismo, también se bioprograman los gustos”. Para el responsable de la Clínica de Obesidad del INP, es importante que los pequeños no toquen pantallas, ni videojuegos antes de los dos años y que más bien los padres los pongan a moverse. Advierte que hay bebés que no tienen desarrollada su psicomotricidad, les cuesta mucho trabajo gatear y en preescolar se les dificultan los deportes. Por eso, insiste al igual que los ginecólogos, en cambiar los estilos de vida y que los pequeños jueguen y consuman alimentos saludables. Fuente: El Universal.
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